domingo, 16 de noviembre de 2008

Cuando la sonrisa falla...

Anoche cayó un rayo cargado de recuerdos. Mi habitación resplandeció cegadoramente. Había que abrir bien la boca para que no se escapara el poco oxígeno que no huyó con la descarga lazerante. Anoche se cayó el mundo que sostenía con Kola Loka y me dejó en un vacío blanco que me revelaba aterradoramente cada una de las verdades que mantenía en secreto. Era tener mi craneo abierto ante mis ojos anonadados. Punzaba en las sienes, quemaba en lo más profundo de la boca, pero ahí se encontraba sin que yo pudiera evadirla; ya no queriendo evadirla. Respirar con dificultad, llenando mi garganta con las palabras inpronunciables y al fin grité. La sonrisa desapareció, yo desmayada, quebrada, quemada... Flotaba lejos de mi... Cuando sucedió, eternizó el instante. Como succionado por la misma respiración, desapareció el espesor blanco, se calmó la rabia y el suspenso. La sonrisa rota en el espejo, las manos tratando de pegarla, los ojos firmes ante la reconstrucción de las paredes encineradas que me protegían.

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